La lucha por el programa Build Back Better del presidente Biden fue la primera gran campaña legislativa de nuestro movimiento y la primera oportunidad que tuvimos de ganar un Green New Deal. Y luchamos con todo nuestro corazón. No importa los obstáculos que enfrentamos, nunca nos rendimos.
Sunrise se organizó y movilizó en todo el país, marchando en el norte de California, el sur del Golfo y Pensilvania para aprobar legislación climática. Cientos de jóvenes protestaron en la Casa Blanca los días 4 y 28 de junio. Los centros Sunrise de todo el país, incluido Arizona, se agitaron sobre el terreno, organizando acciones y sentadas en julio, septiembre y octubre, exigiendo a sus miembros del Congreso que aprobaran un paquete audaz sobre clima y empleo.
Fueron los Sunrisers –incluso en una de nuestras horas más bajas– los que estaban dispuestos a poner a prueba sus voluntades contra el senador Joe Manchin, un barón del carbón, cuando todos los demás querían darse por vencidos, darse la vuelta y portarse bien. Arriesgamos nuestros cuerpos, no comimos, marchamos por todo el país, realizamos sentadas, cumplimos nuestros compromisos y no dijimos mentiras. Y al final del día, aunque increíblemente defectuoso, ganamos el proyecto de ley climático más grande en la historia de Estados Unidos.
Si bien la Ley de Reducción de la Inflación está lejos de ser lo que necesitamos para afrontar la escala, el alcance y la urgencia de la crisis climática, es un comienzo fundamental. Y no habría sucedido sin nosotros.
